TESTIMONIO DE COMO SE REPRODUCE EL PAN DE VIDA
Dios sabe lo que uno
necesita, una pieza de pan,
una nota musical que
arrope el corazón, una lección
de vida con moraleja,
una sonrisa ajena cuando
el corazón está acongojado.
Dios lo sabe porque
el me lo dice cada día.
Dios sabe lo que uno
necesita, la palabra exacta
que es llave para lograr
la paz. Él no sólo da, sino
también pide a cambio, y uno debe
compartir con quien necesita
el pan que Cristo
alguna vez nos dio.
Y entonces uno escucha
el llanto silencioso, la angustia
en los ojos, un corazón herido.
Y así como a Pablo le fue prometida
la sabiduría para hablar, entonces,
comienzan las palabras a fluir sin
más ni más, como ungüento mágico
para el dolido. Y uno se siente bien
devolver, compartir aquello que es tan
noble y bueno.
Abrí la puerta de aquel local
momentos después de haber compartido
mi pan. Y una voz me dijo
que Cristo da para que estés
en paz, y hoy y mañana
andes por la ruta de la verdad.
Esa verdad que no es mezquina,
que no quita, sino que siempre busca
dar y acariciar y poner la otra mejilla
al ser terco, al poseído de mentira.
El viento fresco fluye
amiga mía, por la ventana
que ayer recién descubriste,
detalle insignificante para
quien no sabe amar, pero tú,
mujer gigante, samaritana,
dama, mana para mi alma.
Ten un poco de mi paz, sé
que no hay luna, pero usemos
nuestra imaginación. Encontrémonos
en ese punto exacto, en ese instante
y dejemosle las cosas al señor,
él que todo lo da.
Mira, yo estoy aquí escribiendo
cosas de verdadero amor, en vez
de llorar. ¿sabes por qué?
por que hoy por la
mañana bebí de esa agua
que al beberla nunca más
se vuelve a tener sed.
Sabes que desde la ventana
veo sólo oscuridad. no alcanzo
a distinguir la figura de los
árboles. Porque la luz que
recibí no ilumina cosas
sino que llena de luz los
corazones cuando uno
la comparte.
necesita, una pieza de pan,
una nota musical que
arrope el corazón, una lección
de vida con moraleja,
una sonrisa ajena cuando
el corazón está acongojado.
Dios lo sabe porque
el me lo dice cada día.
Dios sabe lo que uno
necesita, la palabra exacta
que es llave para lograr
la paz. Él no sólo da, sino
también pide a cambio, y uno debe
compartir con quien necesita
el pan que Cristo
alguna vez nos dio.
Y entonces uno escucha
el llanto silencioso, la angustia
en los ojos, un corazón herido.
Y así como a Pablo le fue prometida
la sabiduría para hablar, entonces,
comienzan las palabras a fluir sin
más ni más, como ungüento mágico
para el dolido. Y uno se siente bien
devolver, compartir aquello que es tan
noble y bueno.
Abrí la puerta de aquel local
momentos después de haber compartido
mi pan. Y una voz me dijo
que Cristo da para que estés
en paz, y hoy y mañana
andes por la ruta de la verdad.
Esa verdad que no es mezquina,
que no quita, sino que siempre busca
dar y acariciar y poner la otra mejilla
al ser terco, al poseído de mentira.
El viento fresco fluye
amiga mía, por la ventana
que ayer recién descubriste,
detalle insignificante para
quien no sabe amar, pero tú,
mujer gigante, samaritana,
dama, mana para mi alma.
Ten un poco de mi paz, sé
que no hay luna, pero usemos
nuestra imaginación. Encontrémonos
en ese punto exacto, en ese instante
y dejemosle las cosas al señor,
él que todo lo da.
Mira, yo estoy aquí escribiendo
cosas de verdadero amor, en vez
de llorar. ¿sabes por qué?
por que hoy por la
mañana bebí de esa agua
que al beberla nunca más
se vuelve a tener sed.
Sabes que desde la ventana
veo sólo oscuridad. no alcanzo
a distinguir la figura de los
árboles. Porque la luz que
recibí no ilumina cosas
sino que llena de luz los
corazones cuando uno
la comparte.
Comentarios
Publicar un comentario