PRESO PARA SER LIBRE
Cuando decidí
cambiar me
sentí preso,
desesperado casi
agonizando, era
como haber perdido
la batalla y
mi dignidad.
Con el tiempo
comprendí que
lo que comenzaba
era la
verdadera libertad.
Y como dice el refrán,
la batalla se pierde
pero no la guerra.
Seguir luchando
con valentía y determinación
pero sobre todo
con Dios en el corazón.
Cuando creí
que era libre
en realidad era
cuando más preso
me encontraba, y cuando
pensé que estaba preso
mi libertad apenas
comenzaba.
Porque la libertad
viene del corazón
y de las cosas de Dios.
Ahora camino
mucho mejor.
Tengo un sueño.
y eso me da motivo
para cada mañana
despertar
en completa libertad.
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