COSAS PARA SOÑAR

En noches como esta
las cosas tienen distinto
significado. La nada
corona el corazón.

Es preciso salir a buscar
motivos para que el sueño
de la noche teja al menos
imágenes y, así no camine
solitario por el puente
de madera tatemado mientras
duermo.

Acaso los juncos debajo
del puente abandonado
y la luna blanca reflejada
en la lerda corriente de
agua,  serán trazo.

Hoy decidí dejarte descansar
porque es un pequeño truco
invocarte cada vez que necesito
un verso. No se vale aprovecharse.

Cuando era niño no tenía
para comprar un papalote.
Tomé uno que se yacía en un solar,
quebrado y desecho no hubo
viento que lo hiciese volar.

Pero recuerdo que una noche
mientras dormía y soñaba
mi papalote apareció
en medio de la noche.
No hacia viento, pero el
aún así se movía, para un lado
y para otro, se vanagloriaba
entre las brillantes estrellas
poder volar aunque estuviese
quebrado. Ah se armó de garbo
y voló todo mi sueño
mientras yo sentado en la
tierra fresca maniobraba 
para adelante y para atrás
para que un viento fuerte
no se lo fuese a llevar al
más allá. Esa mañana
desperté con una sonrisa en mis 
labios, pues, al fin había tenido
un papalote volando en el cielo.
Miré hacia la pared, donde lo había dejado
el día que lo traje a casa, pero
ya no estaba. Y así
por días lo busque entre mis sueños
cada que me dormía.
Hasta que después de mucho buscar
lo encontré cubierto de tierra
como descansando en paz.

Al puente tatemado le faltaban tres
tablas, así que era fácil mirar
correr el agua por debajo de éste.
El olor de los juncos me gustaba
era una mezcla de lama fresca,
agua transparente y una mañana
nublada de llovizna.
Años después pasé cerca de donde
el puente, y esté se había marchado
con sus tablas tatemadas, los juncos
y la blanca luna. Entonces
me puse triste, pero una lluvia
repentina de medio día, me recitó
algo que dice la biblia.
"pues polvo eres, y al polvo volverás".

Pues pensando bien la cosa,
quizás yo también
sea un puente para alguien,
y ése alguien vea en mi corazón
de agua la luna reflejada 
deformada por los inquietos juncos. 
Y tal vez
cuando me marche vaya
al lugar donde el puente fue
y el papalote se durmió eternamente.

A ese lugar donde los vivos
pueden visitar por la 
noche, cuando no tengan sueños
que tejer, y así  repentinamente
les desdibujemos algo
para soñar.

Yo digo.

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