SIGUIENDO LA VOZ
Sobre tus redes
buscaré descanso, de la zozobra,
que sin cesar redobla
y sofoca mi corazón.
La gente sencilla esperamos
su aurora cual brillo de sol
que nos ilumine el camino
de incesante oscuridad.
Esperamos su mano milagrosa
que nos toque y espante
en forma definitiva los
males que corroen el
interior.
Tocar su túnica de humilde
hechura, para que la hemorragia
de infelicidad se detenga.
O al menos ver sus
sandalias que sobre la arena
de la playa dejan huella
indeleble para quienes
deseamos seguirle y tomar
sus redes de salvación.
Sin él todo es vacío,
ruido que tortura, tarde
eterna, miseria, ruegos silenciosos,
espejismos en desierto,
furia, pasión sin sentido,
lamento que nadie escucha.
Sin él, es agua dulce
que se lanza al mar y
se vuelve una vida inútil.
Sobre tus redes
te seguiré porque sé
que son camino seguro
a un destino cierto,
porque sé, que mi corazón
puede descansar y palpitar
al ritmo normal de una
vida plena de felicidad.
El ave en la ventana
no tiene zozobra, vuela
en plenitud. Un halo
de luz deja cuando
surca el cielo. Supongo
que alguna vez tomó
las redes en la playa
y obedeció la voz
que le dijo, anda lánzala
al agua y sosiégate con
tanto pez que en ella
caiga.
buscaré descanso, de la zozobra,
que sin cesar redobla
y sofoca mi corazón.
La gente sencilla esperamos
su aurora cual brillo de sol
que nos ilumine el camino
de incesante oscuridad.
Esperamos su mano milagrosa
que nos toque y espante
en forma definitiva los
males que corroen el
interior.
Tocar su túnica de humilde
hechura, para que la hemorragia
de infelicidad se detenga.
O al menos ver sus
sandalias que sobre la arena
de la playa dejan huella
indeleble para quienes
deseamos seguirle y tomar
sus redes de salvación.
Sin él todo es vacío,
ruido que tortura, tarde
eterna, miseria, ruegos silenciosos,
espejismos en desierto,
furia, pasión sin sentido,
lamento que nadie escucha.
Sin él, es agua dulce
que se lanza al mar y
se vuelve una vida inútil.
Sobre tus redes
te seguiré porque sé
que son camino seguro
a un destino cierto,
porque sé, que mi corazón
puede descansar y palpitar
al ritmo normal de una
vida plena de felicidad.
El ave en la ventana
no tiene zozobra, vuela
en plenitud. Un halo
de luz deja cuando
surca el cielo. Supongo
que alguna vez tomó
las redes en la playa
y obedeció la voz
que le dijo, anda lánzala
al agua y sosiégate con
tanto pez que en ella
caiga.
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