RASTROJO

De nada  servirá su boca
cubierta de polvo, 
si ya no  cuentan historias 
del pasado,

De nada  servirán
sus cuencas entre  raíces,
si  ya no albergan
sus negros ojos que una
vez quise.

De nada servirán
sus manos, ya secas,
cruzadas sobre el hundido pecho.

De nada servirá su voz,
ya en silencio, si ya no me
cuenta nada.


El padre camina lentamente
hacia la cercana tumba,
va lerdo, pero con seguro paso.

Qué estúpidos somos los hijos
que apenas unos metros le
antecedemos, 
como hormiga en fila india,
hacia  la segura tumba.

¿Cuanto vale un minuto?

Quien riega un jardín, 
y deja de regar el otro,
mañana  será
un triste rastrojo.

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