ESPANTANDO MOSCAS
En los veranos de mi niñez
las moscas eran una plaga
que la pobreza
acarreaba.
Comí con moscas revoloteando,
dormí con moscas zumbando a mi oido.
Incluso una que otra llegué a tragar
por abrir la boca de más.
Pero en la vida todo
tiene un final.
Las moscas de mis veranos
terminaron, las moscas de mi
niñez ya no regresaron. Pero
ya de adulto de una decena de moscas
me rodee.
Esas que zumban a mi oído,
esas que una que otra vez me tragué,
Esas que merodean en invierno,
verano, otoño y primavera.
Ya me hice de un buen mata moscas,
para espantarlas, y
que no regresen jamás.
No hay necesidad.
La mejor manera de
espantar a las moscas
es hablarles con la verdad.
Y ellas solitas se van.
las moscas eran una plaga
que la pobreza
acarreaba.
Comí con moscas revoloteando,
dormí con moscas zumbando a mi oido.
Incluso una que otra llegué a tragar
por abrir la boca de más.
Pero en la vida todo
tiene un final.
Las moscas de mis veranos
terminaron, las moscas de mi
niñez ya no regresaron. Pero
ya de adulto de una decena de moscas
me rodee.
Esas que zumban a mi oído,
esas que una que otra vez me tragué,
Esas que merodean en invierno,
verano, otoño y primavera.
Ya me hice de un buen mata moscas,
para espantarlas, y
que no regresen jamás.
No hay necesidad.
La mejor manera de
espantar a las moscas
es hablarles con la verdad.
Y ellas solitas se van.
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