LA ORILLITA

Y entonces
 se fue por la orillita del barranco,
Meditaba con el corazón dolido  y
Y el pensamiento profundo.

La lluvia caía,
en su corazón desnudo,
dolor que se enfrenta
con cierta valentía.

Y  se fue andando,
mientras  el verde oscuro
poco a poco revivía.

Pensaba cosas  de la vida,
mientras la gente  pasaba.
Toda herida tarde que temprano
con el tiempo se sanaba.


¡Uy! que si duele,
él me dice  que a nada  teme,
pero cada vez que se acordaba
sus ojos se anegaban.

¡mírate!
como vas,   otra vez por la orillita,
como si temieses caer al abismo
del cual nadie resucita.



Yo te recuerdo
cuando caminabas serpenteando
por el profundo barranco, pues,
ya en aquellas  tardes de escuela.
había lluvias y penas.

Vete pues,
por esa orillita,
y piensa  que la lluvia va a terminar,
nada es eterno,
con el tiempo
todo se vuelve recuerdo.

Ya no te martirices
Salta las piedras y  vete, 
tal como  le hacen las ranas.
De lo contrario
tu negro cabello se llenará
de canas.


Cuando eres niño,
las  penas  se van al olvido
pero cuando eres  adulto
el corazón se vuelve un nido

!anda por esa orillita,
ya comienza  hacerse el lodo!

Quien no sufre de  penas
nunca busca  la orillita.
ni tiene el alma marchita.


Me encanta el olor
a  leña que con la lluvia se humea,
son el recuerdo  de penas propias
y ajenas.

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