SIN APRENDER

Un hombre encontró una flor.

La flor estaba marchita. 
Un día el hombre tomó una cubeta
de agua y la anegó.
Al siguiente día hizo lo mismo,
y al siguiente, y al siguiente.

La flor nunca aprendió
como prender, y siguio marchita.

El hombre dejó la cubeta
y dejó aquellos días atras.

El viento y la tierra
seca se mezclaron con
la flor, Y los tres
se marcharon al olvido.

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