CUANDO ENTRA LA LUZ

Entra la luz a mi pecho
que como espada horada la roca
y como consejo no pedido trastoca
lo que la  angustia considera un derecho
Pero como quien abre de golpe la cortina
y cega los sorprendido muebles empolvados
cubierto de soledad y silencio, y la vitrina
que alguna vez fueron el elogio de una mirada
extasiante por el bello detalle de hechura.
La luz benefactora eterna quita mi armadura
y dulcemente da a mi corazón una pincelada
de esperanza, es como si fuese luz y fuego
porque siento con su presencia
que poco a poco se erige mi esencia
de hombre guerrero, quien no está dispuesto
a perder el juego de la vida.