MI JARDIN

La palabra de Dios
y la mía humilde
son agua fresca.

Uno no debe ser
mezquino con el
agua del jardín,
pues, el jardín
es lo que realmente 
debería importar
en la vida.

Allí florecen
las semillas
que alguna vez plantamos.
Lo más amado
lo que vale la pena.

Florecitas de mi jardín
siempre tendré humedad
para ustedes.

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