ANDANDO
En ocasiones
me siento expuesto
solitario, con el pecho
desguanzado, el corazón
húmedo como si estuviese
lloviznando ácido
sobre de él.
En ocasiones
no deseo mirar hacia arriba,
y entonces mantengo
la vista en el suelo.
Pero repentinamente
sucede el milagro,
escucho la voz,
la que guía al redil
de paz y esperanza,
al remanso de verde pasto
oloroso de primavera
En ocasiones
después de escucharte
continúo la marcha por
la vida.
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