PROMESA

Cuando niño me arrimaba
al buen samaritano
saciar el hambre cual soldado espartano
tiempos de tripa que rumiaba.

Cuando grande te encontré a ti
alma samaritana de corazón hermoso
para mi alma reposo
voz que escucho en el cenit.

Puedo decir que te amo
pero lo nuestro no sabe
de palabras sino de hechos.

A tu presencia siempre clamo
como el cielo lo hace con las aves
como mi mano a tu blanco pecho.

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