SOMBRA Y ARBOL

Fui sombra
de otro ser.

hoy simplemente
deseo ser un árbol.

En ocasiones, el sembrador  tiene
sólo pensamientos
que no se pueden sembrar, pero aun así
se sienta y se pone a soñar. 

Suele  mirar
la miseria ajena y se cuestiona
como es que la gente ha llegado
hasta allí. Los pedigüeños de la calle,
el drogadicto sobre la banca, el pepenador,
la prostituta, el hombre que mira pasar la vida
sentado en la esquina de barrio, el descerebrado
que habla con personajes invisibles.


Pero luego me miro
en el espejo y me pregunto
como es que he llegado hasta aquí.

Y en la medianez de mi espíritu
surge una melodía que abraza
la mañana
y la vuelve pócima contra la
amargura  ignorante villana  del anaranjado amanecer
y su fragante yerba que exhala vida y las aves
en orquesta divina crean
sensaciones  que apagan toda melancolía.

Y así, por arte de magia
aparece una nueva manera de ver la vida que
de lo malo extrae el zumo benigno
que nos permite dar un paso más.

Y sin ser invitada
simplemente apareces
quizás porque eres flora
de mi tierra, sueño de mi descanso,
el agua de mi sed, el mazo que rompe el silencio,
la promesa de una cálida caricia.

Si. Así lo dije
fui tu sombra,
pero ahora deseo ser
árbol.
Ser sombra  es no ser tú mismo.

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