EL ODIO
El odio es como una
telaraña que tejemos
cada día. Cada trama
nos desgasta pues el hilo
brota de lo más profundo
del ser, cuando creamos
fantasmas y escenas
que sólo existen en la
nuestra mente.
Cuando se teje odio
nuestro corazón se
daña cada vez.
En el odiar
se sufre una metamorfosis,
el pecho
se torna negro como la araña viuda
y los ojos se tornan rojos rubíes
como la sangre, y
emergen patas con diminutos
pinzones, y la boca un par de
negras tenazas. Por
eso cada vez que hablamos
matamos.
¿Para qué tejer
una trama que tarde
que temprano a nosotros
mismos nos atrapa?
En vez de araña
mejor un colibrí,
en plena libertad.
no daña, no odia,
sólo vive y deja
vivir.
telaraña que tejemos
cada día. Cada trama
nos desgasta pues el hilo
brota de lo más profundo
del ser, cuando creamos
fantasmas y escenas
que sólo existen en la
nuestra mente.
Cuando se teje odio
nuestro corazón se
daña cada vez.
En el odiar
se sufre una metamorfosis,
el pecho
se torna negro como la araña viuda
y los ojos se tornan rojos rubíes
como la sangre, y
emergen patas con diminutos
pinzones, y la boca un par de
negras tenazas. Por
eso cada vez que hablamos
matamos.
¿Para qué tejer
una trama que tarde
que temprano a nosotros
mismos nos atrapa?
En vez de araña
mejor un colibrí,
en plena libertad.
no daña, no odia,
sólo vive y deja
vivir.
Comentarios
Publicar un comentario