LA VERDAD HUMANA
Cuando el humo se va
lento, así la verdad aflora,
y surge triunfante como
el conquistador tras la loma, en su alazán
de detalles.
Siempre la vileza del infundio
deja un árido jardín, y el oportunista
insecto parte en busca
de otro paradisíaco vergel.
Cada recuerdo es una hoja
en la espesa selva de mi
existencia; es cierto que
en ocasiones la luz no pasa,
y la verdad se putrefacta
en el húmedo asiento de los
años, ya acumulado.
¿Quién mientras el justo
trazaba con su divino indice,
en el polvo del suelo,
se atrevió si quiera a
lanzar la primera piedra?
El sol apareció,
y entra por mi ventana,
la vida continua mientras
el ato de acusadores
se han dado vuelta
y dejan las
piedras y sus propias miserias
tras su partida.
lento, así la verdad aflora,
y surge triunfante como
el conquistador tras la loma, en su alazán
de detalles.
Siempre la vileza del infundio
deja un árido jardín, y el oportunista
insecto parte en busca
de otro paradisíaco vergel.
Cada recuerdo es una hoja
en la espesa selva de mi
existencia; es cierto que
en ocasiones la luz no pasa,
y la verdad se putrefacta
en el húmedo asiento de los
años, ya acumulado.
¿Quién mientras el justo
trazaba con su divino indice,
en el polvo del suelo,
se atrevió si quiera a
lanzar la primera piedra?
El sol apareció,
y entra por mi ventana,
la vida continua mientras
el ato de acusadores
se han dado vuelta
y dejan las
piedras y sus propias miserias
tras su partida.
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