EL PRETEXTO DE UN CAFÉ
El café es sólo un pretexto,
una forma distinta de esperar el amanecer,
tan cíclico para quien no lo mira
con esperanza, pero tan lleno de
bienaventuranza para quien tiene
el privilegio de la fe.
El café es sólo un pretexto,
que encontramos para ventilar
las cosas a la luz de un ventanal,
mientras la tácita vida fluye
sin que nos demos cuenta, como nuestras
raíces lentamente se aferran
a las cosas de la vida. Lo material,
los hijos y el amor de un corazón
esperanzado.
En el oscuro
del café, fijas la mirada,
y observas el vaho que
se marcha, al igual que se
va cada palabra que se dice
en el rincón. El café es sólo
un pretexto para mirar
en lo profundo de la mirada
para dilucidar el significado de la verdad de quien
se dice enamorado.
El café es eso,
un pretexto para pensar en silencio,
en ellos, en lo más grande y bello
que Dios me ha dado. Mis hijos.
Ayer te dije, que nuestro ser
madura, como lo hace la fruta,
que lo que pensabas en el
pasado las estaciones se lo han
llevado, y que los otoños,
poco a poco te van madurando.
Que el dulce que tanto te deleitaba
ahora ya no pasa nada,
y que el amargo que te dañaba
sólo dejas que se marche
como haces con el vaho del
café, que se encamina a un
destino indeterminado.
El pretexto de un café,
es verte a aparecer,
y decirte que te amo.
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