LA RUTA

No se es nada
cuando se nos olvida
a que venimos.

Tener, es un fin mezquino,
semejante al animal
que es feliz cuando pace
con la hierba en un camino.

Tener es un fin, en cambio,
Ser es una forma de vida
que se vive y disfruta
cada día.

¿A que venimos?

La respuesta está
en cada grano de arena
de una playa solitaria.
O en el cielo estrellado
de un desierto callado.

Para tener hay varias rutas,
para ser, no hay un mapa
escrito.

El tener cabe en el
banco.

Y el ser sólo puede
guardarse en el espíritu.

Una vez estuve varado
en medio del desierto.
La oscuridad era profunda,
la luna iluminaba los saguaros
y las estrellas por millares
me trazaron el camino hacia el
ser. Pero yo no estaba listo,
y no tomé nota ni lo apunté.
El secreto estaba allí,
en la lejanía de todo,
grandes rocas, coyotes asustados,
liebres testigos, serpientes de cascabel.
Supongo que a ellos tampoco les interesó
la ruta, porque sólo se dedicaron
a comer. Y yo, cerré mis ojos
y por supuesto el corazón.

Es por ello,
que ahora sólo deambulo
como lo hacen todos.
Como burro en una noria.

En círculos sin fin.

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