AL AMOR DE MI VIDA



Hoy escuché su voz pequeñita en medio de la oscuridad, diciéndome - Papá - Me hizo despertar. Llegó la luz a mi corazón y comenzó a llover en el lago donde regresé.


Comenzaré diciendo que el silencio
Acecha como mil alfilerillos. Sangra mi corazón.


Imagina el rostro de un cocodrilo
Asomándose sigilosamente en el agua,
Con su piel rugosa y nauseabunda, siempre
Oportunista a la caza para después desmembrar
Sin la mínima conciencia. Alguna vez lo fui.


La verdad del hombre  es verdad hasta que la luz del día
La descubre y aparece la mentira.
“La verdad os hará libre” dice la sagrada escritura.
Un día en un lago, el cocodrilo encontró un bebé
humano, y se acercó sigilosamente, y abrió su horrible
Y nauseabundo hocico para tragarlo de un solo bocado.
Pero el niño volteó y le sonrío y musitó la palabra – Papá.
 Y el animal lo creyó.

Repentinamente la verdad iluminó a ese horrible ser de pantano,
que  con su largo hocico acariciaba y protegía al niño
como lo hiciera un verdadero padre. Entonces lo tomó y  lo llevó
Fuera del pantanal. 

Pasaron los días y las noches y el cocodrilo seguía siendo
Cocodrilo – Cazaba, mataba y destrozaba. Pero mientras esto hacía
la luz de la luna que iluminaba le cubría  con su verdad
aquel horrible cuerpo.
El cocodrilo pensaba cada día más en aquel niño humano,
Lo cuidaba como si fuese propio.Le decía cosas hermosas al oído,
Le cantaba canciones, pero a veces  olvidaba la letra, pero las continuaba en dulce tarareo mientras  acurrucaba al bebé
en su rugoso pecho. Pero cada noche volvía al pantano bajo la luz de la
Verdad.

El niño iba  creciendo, y el cocodrilo sin percibirlo cada día se volvía
Más humano. Un día su cola quedó en el pantano, después su piel rugosa se
Convirtió en piel tersa, otro día perdió el hocico, y así poco a poco ya no pudo
Salir a destrozar.
La luz de la luna y el niño lo habían convertido.

Un día el niño y el decidieron salir del pantano tomados de la mano, el niño lo veía
A su imagen y semejanza, sin mancha, sin maldad, un ser humano de verdad.
Llegaron a la ciudad amándose como padre e hijo,  a esa ciudad donde todo es “verdad” donde no hay mancha, donde la santidad está por doquier como pétalos de rosas aromáticas, donde no existe la hipocresía, donde el hombre nunca ha pecado, donde los hombres olvidaron su pasado, donde no hay luz de  luna del pantano, donde la “verdad” los ha liberado.

Ese día los hombres del pueblo vieron llegar a un hermoso niño caminando muy feliz, tomado de la mano de aquel ser, que para el niño era su padre.  Pero ese pueblo,  tan lleno de “verdad” y “santidad” no vieron el amor del cocodrilo converso a la verdad. Y arremetieron contra él destrozándole frente a su hijo.

Pasaron los años y el niño fue a buscar a su padre al lago donde la luz de la luna y el amor de padre convierte a las bestias en seres humanos de verdad capaces de amar hasta la muerte a sus hijos.

El hombre deja de ser cocodrilo cuando la luz llega a su corazón. Y Sólo los hipócritas señalan  con el dedo, creyéndose humanos cuando en realidad sus hechos delatan su hocico y su rugosa piel.

De vez en cuando se escucha el cántico del cocodrilo llamando a su hijo por su nombre, mientras la luna mira desde el cielo lo que el amor es capaz de hacer.

Seguirá la lluvia mientras la luna continúe trayéndome la voz de mi hijo en medio de la oscuridad de la noche, que cual  relámpago me da vida porque lo amo de verdad. El amor duele cuando te ha sido arrancado.


el silencio

es de mil alfilerillos que Sangran mi corazón.





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