LA VOZ

La mejor hora de buscarse uno mismo es durante la madrugada, no hay nada que interrumpa  los pensamientos.

Solamente la voz del alma que nos habla,  tan misteriosa,  sabia e inquisidora, casi con la exigencia del propio Dios que reclama.

No es la voz de la conciencia porque esa ya está contaminada, es la voz divina que exige algún cambio de nosotros.

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