MENSAJES

La primera vez que tuve conciencia de Dios, fue en una noche fría, las gotas de lluvia comenzaban a lapidar las laminas de la habitación, los truenos de la tormenta herían el silencio. Entonces, de la oscuridad salió un perro, y musitó el mensaje, y , yo lo comprendí.
Años después, noche fría, de tormenta, una diminuta mano cerró mis fauces y, me hizo callar, guarde silencio, y escuché el mensaje claro. Así fue. Era Dios.
Me asomé, y el cataclismo se había esfumado.

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