LAS PALABRAS SOBRAN

Un árbol no dice me he alimentado
de ésto o de ésto otro, o aprendí
a mover las hojas del pájaro martín
ni tampoco explica como atesoró 
la luz de un cielo nublado.

Uno se enamora de la mujer 
que no tiene que decir
ni explicar su forma de vivir.
Tal como un árbol,  observarla
en hecho y en gracia de su ser, y
sabrás si es una hermosa Jacarandá
y un triste nopal.

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